Sobreinformación por la pandemia del COVID-19

Empiezo este artículo definiendo el término “sobreinformación”, que hace referencia a la información en exceso sobre un tema en particular. En el presente artículo, desarrollaré mi postura sobre este término bajo la coyuntura actual.

La sobreinformación o exceso de información acerca del coronavirus (COVID-19), podría tener un rol perjudicial en las personas, ya que, sabemos que es un virus que aún no tiene cura y en algunos casos es mortal. Por ello, es normal que le tengamos temor, y mostremos conductas de sobre protección o auto aislamiento excesivo. Estas conductas se ven reflejadas ante emociones que surgen basado en lo que piensan sobre la información que circula en los medios de comunicación.

La obtención de información es clave para evitar contraer el virus, ya que, sin ella, habría un aumento de casos de contagios. Es por eso, que el gobierno peruano y de muchos otros países declaran y sostienen que vivimos en una época de cuarentena y aislamiento social, en la que debemos tener parámetros adecuados para salir de casa, como el uso de mascarillas, lavado de manos y hasta el uso de alcohol desinfectante. Seguir estas pautas, basadas en las recomendaciones de la OMS, ayudará a evitar contagios.

Sin embargo, ¿Qué sucede si en estos tiempos de cuarentena y toque de queda, donde disponemos de más tiempo libre, vemos muchas noticias relacionadas al coronavirus, reportajes de muertes, e incluso información de fuentes no confiables?

Para dar respuesta a esta pregunta, identifiquemos, en primer lugar, que las personas somos seres altamente emotivos. La teoría de la mente (según la terapia racional emotiva conductual), nos señala que los pensamientos nos traen emociones, y son estas las que nos dan una respuesta física y/o conductual. Entonces, si una persona está en contacto con información diaria sobre el virus, con el deseo de estar actualizado ante las noticias, cifras de infectados o muertes, podría ser perjudicial.

Esta sobreinformación puede generar en las personas ansiedad, miedo, preocupación e incluso sensación de tener el virus, ya que, su mente esta en contacto diario con el tema generando un hábito que se relaciona con el deseo de no ser contagiado. La emoción de temor en algunas personas que se sobre exponen a las noticias es normal, ya que, como lo mencione líneas arriba, este es un virus que podría ser mortal.

¿Como funciona la mente?

Los pensamientos (sobre un tema o situación), generan respuestas emocionales y físico-conductuales. Por ejemplo, si yo me expongo ante la sobreinformación sobre el coronavirus (situación), voy a generar pensamientos (por lo general catastróficos o de preocupación), y estos pensamientos me van a generar una respuesta emocional disfuncional (temor, ansiedad, preocupación). Estas emociones darán como resultado malestares físicos (agitación, taquicardia, sudoración, problemas gástricos, entre otros) y también conductas poco funcionales; tales como estar en casa todo el día con mascarilla, aislamiento excesivo, exceso de higiene, dificultad para dormir, alimentación inadecuada, entre otros.

En base a lo planteado en el artículo, ahora sabemos que la sobreinformación nos podría traer emociones y conductas que probablemente no queremos sentir y/o hacer, pues siempre buscamos estar en equilibrio emocional. Sin embargo, esta conducta de obtener excesiva información sobre la pandemia, no nos permitirá lograr ese objetivo.

Recomendaciones

Decir que no veamos noticias sobre la pandemia sería muy complejo. Sin embargo, podemos dosificar la información que llegue a nosotros, como, por ejemplo: solo ver anuncios del presidente o anuncios de fuentes oficiales como de la OMS, no tener la televisión con el canal de noticias en exceso, en las redes sociales intentar ver cosas de entretenimiento. Estas conductas pueden favorecer a no mantener la conciencia en el virus, y por ende bajaría la preocupación y ansiedad.

Otras alternativas válidas, como las anteriores, podrían ser la práctica de alguna actividad física, realizar hobbies, compartir con la familia, interactuar de forma virtual con amistades, emprender algún negocio u objetivo nuevo. Es decir, actividades que nos mantengan ocupados.

Con todo lo expuesto, no quiero dar pie a evitar estar informados. Sabemos que la información es importante, pero, en exceso, nos hará mantener una atención sostenida ante la peligrosidad del virus, que puede generar perturbación emocional en nosotros.

Daniel Acuña Bustamante
Psicólogo – Psicoterapeuta

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